11/28/2006

Ajedrez, vida y letras


Recientemente, y gracias a un muy considerado regalo, he empezado a considerar la posibilidad de escribir un cuento centrado en una partida de ajedrez. Lamentablemente me veo abordado por ansiedades obsesivas que me impiden escribir las primeras líneas. Nace así una analogía entre el acto de escribir y el juego ciencia: las primeras líneas equivalen a la apertura, el final es un ejercicio de cálculos metódicos, el fracaso se traduce en malgasto de hojas o, peor aún, en un rey ahogado.

El vicio del ajedrez y el de la literatura se han, irremediablemente, confundido. Cada palabra un movimiento: los verbos son peones que se encadenan e impiden la salida de los personajes al cuento; las piezas que buscan acorralarse hasta que caiga el rey, símbolo de la eterna muerte del protagonista. Siempre una dama generando problemas, siempre una torre que impide que fluya la thanatos. Le temo al cuento como le temo al ajedrez, cada partida única, decisiva, final. Yo no puedo separar mis ansiedades del juego, así como no se disuelven en las eternas correcciones al borrador. No es sólo un juego, no es sólo un cuento.

Mi verdadero miedo es que la analogía se apodere de la vida. No es sólo un juego, no es sólo un cuento, no es sólo una mujer, no son sólo unos tragos, no es sólo un día, no es sólo un trabajo, no es sólo una amiga, no es sólo mí vida. Siempre es decisivo, siempre es único, siempre es contundente. Temo que el juego ha movilizado una sensación que había desplazado en la adolescencia. La sensación de que la vida es inaplazable.

11/14/2006

Rareza

Fitter Happier

El siguiente post ofrece las letras de un tema de Radiohead titulado Fitter Happier. El tema salio a la luz en Junio de 1997, en el álbum OK Computer. La explicación que le da Thom Yorke, vocalista y compositor de la banda, es encantadora: “La razón por la que Fitter Happier existe radica en el ruido de fondo mental. Algunos días, cuando se esta en un estado de perturbación, ese ruido deja de estar en el fondo y pasa a estar al frente”.


Fitter, happier, more productive,
comfortable,
not drinking too much,
regular exercise at the gym
(3 days a week),
getting on better with your associate employee contemporaries,
at ease,
eating well
(no more microwave dinners and saturated fats),
a patient better driver,
a safer car
(baby smiling in back seat),
sleeping well
(no bad dreams),
no paranoia,
careful to all animals
(never washing spiders down the plughole),
keep in contact with old friends
(enjoy a drink now and then),
will frequently check credit at
(moral) bank (hole in the wall),
favors for favors,
fond but not in love,
charity standing orders,
on Sundays ring road supermarket
(no killing moths or putting boiling water on the ants),
car wash
(also on Sundays),
no longer afraid of the dark or midday shadows
nothing so ridiculously teenage and desperate,
nothing so childish - at a better pace,
slower and more calculated,
no chance of escape,
now self-employed,
concerned (but powerless),
an empowered and informed member of society
(pragmatism not idealism),
will not cry in public,
less chance of illness,
tires that grip in the wet
(shot of baby strapped in back seat),
a good memory,
still cries at a good film,
still kisses with saliva,
no longer empty and frantic
like a cat
tied to a stick,
that's driven into
frozen winter shit
(the ability to laugh at weakness),
calm,
fitter,
healthier and more productive
a pig
in a cage
on antibiotics.

11/05/2006

Aperturas Brillantes (II)

Al anochecer, cuando llegaron a la frontera, Nena Daconte se dio cuenta de que el dedo con el anillo de bodas le seguía sangrando.

El Rastro de tu Sangre en la Nieve
Gabriel García Márquez

Maquillaje (I)



Alicia recuesta su codo del lavabo mientras sujeta con la mano izquierda su pesada frente. Se atreve a abrir un ojo, pero no lo dirige a la doble que mora detrás del espejo, sino a un pequeño vaso lleno de agua tibia y alkazeltser disuelto. Logra contener la nausea que le genera el ascenso brutal de burbujas que brotan de la pálida tableta y, en un brusco movimiento, toma el vaso e ingiere el liquido que contiene la promesa de un cese fugaz del malestar. Bota el monóxido de carbono acumulado y revienta en llanto, arrodillada en el suelo del baño, aferrada a las baldosas púrpuras para finalmente vomitar aire, saliva y agua, pues el cuerpo ya no tiene más que ofrecerle al mundo exterior, y el alma sigue aún gritando entre la boca del estomago y su seno derecho. No, no podría librarse de ella con la pinza que forma el dedo índice y el medio. Tal vez si tuviese un revolver, tal vez si tuviese un amante, tal vez con un poco más de alcohol, ese peso viscoso que mora dentro de ella podría al menos guardar silencio.