8/09/2006

Dorita

Para ser honesto, cosa que no acostumbro, estaba pensando en relatar la verdad detrás del asesinato de Dora Suárez. Temo que los rumores que han empezado a correr alrededor de los matorrales del parque Andrés Eloy Blanco puedan empañar la inmortalidad de un acto que es, en todo el sentido de la palabra, sublime. Fue un momento lleno de grandeza y sencillez, y temo por su inmortalidad en la historia. No deseo ser recordado como un violador de viejas indefensas, sino como el redentor de una nación al abismo del peor de los males que afligen a la humanidad, una nación al borde del mal gusto.

Corro el riesgo de ser malentendido, riesgo inherente a las letras.