10/08/2007

Fragmentos de algo que escribí hace tiempo en plena ansiedad

Probablemente, mi paciente lector, debería explicar con algo más de detalle como es que funciona esto del acceso. Pero es con la mayor de las humildades con la cual me aproximo a esta compleja tarea que ha eludido las mentes de los fanáticos del manual de diagnostico; a los seguidores del culto a Melanie Klein, y también a los brujos Jungianos que me visitaron hace apenas tres horas. El acceso…!ay, la tarea que tomo por usted mi estimado lector!…., el acceso es… es como cuando uno agarra una hoja de papel (carta, A4) y la llena de los abstractos garabatos a los que usted probablemente este acostumbrado, esas interminables e inacabadas obras de líneas rectas y curvas que se superponen cuando ya no hay ni cigarrillos que aspirar ni uñas que morder y, en un violento movimiento, dobla un extremo de la hoja sobre el otro, mirando con detalle el borde. Usualmente, cuando tenemos suerte, no pasa nada; pero cuando caemos en la garra del acceso podemos ver (usted también lo habrá visto, rezo por que así sea) como las líneas de un lado están perfectamente conectadas con las del otro lado, borrando los limites del inicio y del fin, y lanzando la obra al infinito. El acceso es pues una mala broma del azar que hace que un detalle, un accidente, se repita ad nauseum, y desaparezcan los limites del papel (ese borde que separa lo blanco de la hoja y que invita a la madera del escritorio a la vista) conformando, en garabatos sin sentidos, un universo de tortura, en donde seguimos con detalles las líneas y círculos, buscando un nuevo centro, un punto de origen; el acceso es negarse a separar los bordes, pues ahora los bordes son parte de algo mas grande de lo que era, algo que no podrá volver a ser. El acceso es pues el azar perceptivo casado con el azar inexplicable, más simple aún, el acceso es el accidente que lleva a la locura; una llave que abre la puerta a un universo desbordado que siempre estuvo cerrado. El acceso es la pasión, lo psicótico y lo obsesivo (incompatibles en la locura del no acceso) abiertos ante el espectador, hasta que el espectador se da cuenta que su mano, su brazo, su hombro y su cuello son solo otro garabato conectado, así como las uñas de Laura, así como los bigotes del mesonero, como la tarjeta de crédito, como los números de la cuenta, como los rayos del sol, el cielo carmesí, los jeans roídos, el carro sin gasolina…, bajo el acceso la hoja se expande hasta que todo es parte de ella, y es en el borde donde buscamos separarla, no para regresar a la realidad anterior, sino para escapar de las líneas y círculos y poder entregarnos a la curvatura de la cintura de ella quien unió las hojas para empezar, ¡oh mi Christine!, sálvame de este infierno, antes de que me pierda en las líneas y círculos y olvide como era ese borde, antes de que olvide tu rostro.

6 comentarios:

Viandante dijo...

Alguna veces eres tan, tan Baudelaire que entiendo porqué seguimos en contacto y hasta extraño que nos tomemos un buen güisqui.
Un abrazo

_WolfStrife_ dijo...

Mi adorada viandante

Haces falta por acá. Me alegra mucho la comparación, pero esas palabras son de mi ansiedad, de un periodo de locura que las pastillas aplastaron hace tiempo.

Tal vez lo veas aparecer con suficientes güisquis, así que vente y veremos que tal va.

Un fuerte abazo.

P. E. Rodríguez/R.Coll dijo...

Hermoso final.

Bukowski decía algo más o menos así: no hay que jugar con la locura. La locura no juega.

Pienso que tu texto se acerca a otra alternativa. La imagen de la locura como algo que olvida los rostros de tanto hacerlos aparecer, deformados, heridos. Falsificados.

Un abrazo.

Viandante dijo...

Pronto veremos si reaparecen entre un poco de alcohol, después de todo, nunca le hacemos ascos a la última copa ni al próximo bar (para parafrasear a buen Sabina).

Besos

Dendrita dijo...

Desgarbado, fumando recostado de una pared del Recreo, seguro que entre un cigarrillo y otro estarías recordando el infierno con tanta intensidad que lo demás no importaba... Ni los buhoneros, ni el mundo de la simulación en el 11...

Un abrazo

_WolfStrife_ dijo...

RColl

Cómico que Bukoswki sea un tipo tan lucido. La vinculación del artista con la locura es compleja, pero dudo que el artista este loco. La locura tiende a ser grotesca. Un abrazo.


dendrita

Me llevaste a sentir nostalgia por un periodo algo oscuro de mi vida. Supongo que la nostalgia no discrimina la cualidad de los momentos, sino su intensidad. Cuídateme mucho mi niña.