11/05/2006

Maquillaje (I)



Alicia recuesta su codo del lavabo mientras sujeta con la mano izquierda su pesada frente. Se atreve a abrir un ojo, pero no lo dirige a la doble que mora detrás del espejo, sino a un pequeño vaso lleno de agua tibia y alkazeltser disuelto. Logra contener la nausea que le genera el ascenso brutal de burbujas que brotan de la pálida tableta y, en un brusco movimiento, toma el vaso e ingiere el liquido que contiene la promesa de un cese fugaz del malestar. Bota el monóxido de carbono acumulado y revienta en llanto, arrodillada en el suelo del baño, aferrada a las baldosas púrpuras para finalmente vomitar aire, saliva y agua, pues el cuerpo ya no tiene más que ofrecerle al mundo exterior, y el alma sigue aún gritando entre la boca del estomago y su seno derecho. No, no podría librarse de ella con la pinza que forma el dedo índice y el medio. Tal vez si tuviese un revolver, tal vez si tuviese un amante, tal vez con un poco más de alcohol, ese peso viscoso que mora dentro de ella podría al menos guardar silencio.


1 comentario:

Victor Marin Viloria dijo...

¡Excelente mi querido Wolf! Espero, con gran anticipación, la continuación de este relato. Hermano tienes razón con lo de las birrillas y la conversa que te debo... Espero que la próxima vez que nos veamos no sea por un accidente urbano jeje sino que todo comience con una llamada que te haga de mi celular... ¡así será!

Un abrazo