6/11/2007

Redención


Planeo un relato, pero creo que tomará demasiado en ser creado. Primero debo resolver varios problemas.

El problema es la cobardía.

Siempre he creído que soy un cobarde. La RAE equipara la cobardía con el concepto del pusilánime: 1. adj. Falto de ánimo y valor para tolerar las desgracias o para intentar cosas grandes. U. t. c. s.

En este momento, sospecho que la fuerza detrás del valiente debe ser similar a la del cobarde.

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Constantemente me veo rodeado de valientes y cobardes. Los veo todo el tiempo, y no tiendo a confundirlos. Un cobarde no tiende, a mis ojos, a mostrar momentos de valentía, pues asumo que su motivación principal es el miedo. El miedo lo puede llevar a realizar acciones que descontextualizadas parecen ser heroicas, pero yo se que es miedo lo que lo mueve.

Del otro lado, los valientes, personajes simples, sencillos, con valores muy claros. Su pasión puede ser puesta al servicio de los otros porque están adoctrinados. Sospecho que los valientes son ignorantes. Carecen de duda en sus corazones. Tan seguros de todo que no temen arriesgar sus vidas antes sus ideales.

A pesar de esto, prefiero a los seres valientes.

Es su sencillez la que codicio. No hay duda en sus corazones. Los cobardes, creo yo, dudan de todo y paralizados en su duda van a lo único que tiene algo de sentido. Se saben vivos, y necesitan conservar esa condición si desean seguir dudando.

Claro está, el mundo no es blanco y negro, y mi reto es recrear la valentía en un personaje ahogado por la duda.

No motivado por el miedo, sino por un ideal. Un personaje complejo, que en el pánico halla una razón, como si el miedo extremo moviese una tecla. Este personaje me parece verdaderamente digno: transforma su mismísima condición vital por la ficción de algo respetable. Se mira así mismo en su patetismo, da cuenta de su tendencia a dudar de todo para empezar a creer en algo.

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El tema es la redención. (Redimir: 3. tr. Dicho de quien cancela su derecho o de quien consigue la liberación).

Es renunciar al derecho de la duda. No porque la duda sea mala, malvada, un cáncer. Siento que la duda es la base de todo lo admirable, es nuestro método en las ciencias, nuestro motivador en las artes. La duda es la piedra angular de nuestra sociedad. Renunciar a ella implica renunciar a aquello que nos hace libres.

Pero la duda permite esa posibilidad. En su ambivalencia, la duda permite renunciar a ella misma. Dudar de la duda para matarla y encerrarla en una esfera en blanco y negro. Admiramos a los valientes y aborrecemos a los cobardes porque los cobardes son complejos, un manojo de enredos que lleva a la locura. Los valientes son mucho más estáticos, predecibles. Pueden ser torpes, pero aún así despiertan nuestra simpatía porque son como fieles animales. Porque pueden ayudarnos.

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Creo que necesitaré dolor, pánico. Sacar al cobarde de su duda implica castrarlo de los placeres de la misma. Lo haré dudar de la duda misma a fuerza de los dolores de la duda. Pero lo importante es hacerlo dudar de la duda. No moverlo por el dolor, sino por sus consecuencias. Generar un flujo de pensamientos que lleven a dudar de la duda.

Ya veremos como va eso.

5 comentarios:

Victor Marin Viloria dijo...

Déjame serte sincero mi estimado Wolstrife: si esta excelente disertación sobre tu relato representa un preludio para el mismo, entonces desde ya te suplico que, cuando lo hayas terminado, me lo mandes para poderlo leer.

En mi caso no es la duda la que me motiva, es la magnífica intriga que me ha dejado este escrito.

Un abrazo (de otro cobarde que va para la lista)

_WolfStrife_ dijo...

Probablemente sea la misma cobardía que nos identifica la que me impida terminar el relato. Pero pronto Doctor Marín, espero que en menos de 10 años, será usted uno de los primeros lectores.

Gracias Hermanito. Cuídate mucho.

Anónimo dijo...

Tratar de ubicarse en el polo de cobardía o valentía me parece casi imposible. Yo creo que eso no lo decide uno, es la situación en sí quién te llama y te pregunta de que lado vas a estar esta vez. Es aquí donde entra el tema de la duda; la duda es el punto de equilibrio entre esos dos polos y debido a la existencia de la duda es que se me hace imposible ubicarme en alguno de los dos polos. Siempre pensamos o dudamos antes de actuar. En fin es todo un dilema el que aquí se plantea. Me parece excelente lo que has escrito hasta ahora, ojalá continues desarrollando esto. Disculpa mis comentarios sin sentido pero me gustó mucho lo que leí y quise opinar desde mi punto de vista. Primera vez que leo un blog...Suerte!

_WolfStrife_ dijo...

David the good old boy!!!! Que placer tenerlo por estos rincones. En efecto, el tema da para largo, pero yo sólo necesito una aproximación. Si, la situación es fundamental, pero deseo abordar el tema de la voluntad en todo esto o, mejor aún, de la ausencia de voluntad. Equiparar voluntad con duda, para plasmar al valiente como un hombre no libre, para renunciar a la libertad en aras de un acto noble. Ya veremos como va eso.

Muy sabroso tenerlo por acá. Un abrazo.

Abog. Eugenia Bavaro dijo...

Vengo chola a dejarte un beso enorrrrrrrrrrmeeee... te quiero mucho.

Bavs.-