4/25/2006

El Café

Claramente recuerdo haberla citado en el café Palazzo a las nueve. Justo ahora, a 10 minutos de su llegar, empieza el tren de ansiedades que me obliga a recrear la escena tal como mi miedo la ha planificado. Su nerviosa mirada, su reservada postura, su mente interrogándose sobre la extrañeza de mi llamada. C. debe estar sospechando de mis intenciones, debe poder aspirar el hedor de mi sudor adolescente, que escapa de mis manos como si el cuerpo rechazase la pasión que me invade y disloca mi tambaleante cordura.

Se que no puedo hacer mucho. Iniciar un monologo curioso, hacer unas cuantas referencias a personajes ficticios, y finalizar con la estocada soñada. Purgar mi dolor robándole un beso intenso. No seria fácil, tendría que aguantarle con firmeza la cabeza, tal vez mantenerla inmóvil jalándole el cabello, aprensando tiernamente su cuello. Dios, que difícil será. Toda esta planificación para darme coraje. Pero, al fin y al cabo, ¿acaso tengo otra opción?, me dejara mañana para siempre, viajando a lugares remotos, sin recordarme. Solo así puedo alcanzar la inmortalidad en su conciencia, solo así puedo garantizar que no seré olvidado.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy sutil tu historia WolfStrife, cargada de métaforas que hablan de ti- del suplicio que puede ser a veces tu mundo interno, de lo que haz querido hacer y que seguro no haz hecho, no todo puede quedar en palabras, por maravillosas que éstas sean.
TAK

_WolfStrife_ dijo...

gracias TAK

Anónimo dijo...

Dios Wolfy.. cómo te gusta el drama.. qué irá a pasar con todo eso?